El cólera y la Virgen del Carmen en Mocejón.
A continuación ofrecemos un extracto del libro "Historias de Mocejón", escrito por Juan Manuel Magán y editado por el Ayuntamiento para aclarar el impacto que el cólera tuvo en Mocejón y la tradición asociada a la Virgen del Carmen:
DICEN QUE EL CÓLERA FUE LA PEOR CATÁSTROFE OCURRIDA AL PUEBLO DE MOCEJÓN EN LOS ÚLTIMOS SIGLOS
El contagio afectó a la población en general, a hombres y a mujeres, de cualquier edad y condición, incluyendo a un nutrido grupo de segadores manchegos empleados a la sazón en las haciendas del pueblo. La situación fue extremadamente crítica y angustiosa. Hubo familias que perdieron a más de la mitad de sus miembros. Nunca en la historia reciente de Mocejón se conoció circunstancia más aciaga, pues la indefensión era absoluta y la capacidad de hacer frente al peligro que les acechaba era nula.
¿SE CEBÓ LA ENFERMEDAD DE MANERA ESPECIAL EN ALGÚN SECTOR DEL VECINDARIO?
El contagio afectó a la población en general, a hombres y a mujeres, de cualquier edad y condición, incluyendo a un nutrido grupo de segadores manchegos empleados a la sazón en las haciendas del pueblo. La situación fue extremadamente crítica y angustiosa. Hubo familias que perdieron a más de la mitad de sus miembros. Nunca en la historia reciente de Mocejón se conoció circunstancia más aciaga, pues la indefensión era absoluta y la capacidad de hacer frente al peligro que les acechaba era nula.
Y EN AQUELLOS SOMBRÍOS MOMENTOS, LOS MOCEJONEROS PUSIERON EN SU VIRGEN DEL CARMEN TODAS SUS ESPERANZAS, INVOCANDO SU INTERCESIÓN.
El día de la Virgen del Carmen se registraron más de treinta fallecimientos. Pese a todo, un nutrido grupo de devotos, acordaron sacar en procesión su venerada imagen, por la que Mocejón ha tenido tradicionalmente una muy particular devoción, clamando su intercesión para que el maléfico contagio abandonara el lugar. La escasez de medios con los que combatir la epidemia multiplicó el fervor de tan despavorida población, cuya fe ciega en la Virgen del Carmelo atribuyó a su intercesión la rápida desaparición de los mortíferos efectos de la enfermedad, que remitió paulatinamente hasta extinguirse en los últimos días de aquel infausto mes de julio.
¿Y CÓMO ES QUE NO SE SACÓ EN PROCESIÓN A LA PATRONA, LA VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS, O A ALGÚN SANTO PROTECTOR DE LAS EPIDEMIAS? ¿CÓMO ES QUE NO SE TRAJO EN PROCESIÓN A SAN SEBASTIÁN, DESDE SU ERMITA?
Parece lógico pensar que, de acuerdo con la mentalidad de la época, cada santo protector de las distintas adversidades que han amenazado a los hombres debiera ser invocado en razón de la coyuntura que así lo aconsejara. San Gregorio, pongamos por caso, contaba en Mocejón con un aprecio muy especial, pues a su milagrosa intercesión se atribuyó en tiempos la extinción fulminante de una plaga de langosta que azotaba los campos del término.
Sin embargo se acudió a la Virgen del Carmen, muy probablemente por la coincidencia de su festividad en plena efervescencia del brote epidémico. Además, el fervor del pueblo de Mocejón por la Virgen del Carmelo contaba con una tradición secular, que se afianzó de modo muy especial a raíz de la fundación de la hermandad de su advocación, en 1659, con sede en la antigua iglesia de la Ve racruz, a la que vulgarmente se llamaba la ermita de la Virgen del Carmen.
El religioso carmelita fray Gabriel de Cabrera Encinas, impulsor de la mencionada hermandad, fue quien de modo más decidido promovió la devoción hacia la Virgen del Carmen en Mocejón.
ES DE IMAGINAR QUE LA ESTIMA DE LOS MOCEJONEROS POR LA VIRGEN DEL CARMEN SE MULTIPLICÓ A PARTIR DE AQUEL FATÍDICO AÑO 1834
Así fue, hasta el punto que la cegación por ella hizo palidecer cualquier otra preferencia por devociones particulares a las que los mocejoneros tradicionalmente tenían mayor dilección. Aquel mismo año se hizo voto de festejar su día, en acción de gracias por su eficaz y prodigiosa intercesión.
El año después de la tragedia se celebró la primera función en cumplimiento del voto. La procesión con la imagen de la Virgen revistió una solemnidad digna de quedar reflejada en las crónicas. Cuentan que las calles, el ayuntamiento y la plaza se engalanaron de modo muy especial, con profusión de adornos florales y colgaduras, colchas y sábanas. Se instalaron sendos arcos florales, al estilo de como se acostumbraba en las solemnidades del Corpus. La banda de música del pueblo realzó el discurrir de la procesión, en la que se dieron cita todo el vecindario y un gran gentío de las localidades vecinas. Dicen las crónicas que no hubo pólvora, por evitar algún incendio en las mieses. Desde aquella época, el 16 de julio constituye el día clave del calendario festivo mocejonero.
A partir de entonces, la procesión de la Virgen del Carmen viene actuando como un potente imán, cuya fuerza centrípeta atrae con brío inusitado a los mocejoneros de toda condición.
EL MOMENTO EN QUE SE ENTONAN LAS CÉLEBRES COPLILLAS ES MUY EMOTIVO
Los sones de la música de las coplillas constituyen el himno oficioso de Mocejón. En el discurrir de sus compases, al tiempo que se cantan las coplillas, viene a la mente de todos los que concurren a tan emotivo acto el recuerdo de los que nos han precedido y ya no están presentes. La presencia de la Virgen bella del Carmelo bajo el arco que, siguiendo la tradición, se instala en la calle Dos de Mayo, engalanado con cintas multicolores, adornos florales y mantones de Manila, y del pueblo arracimado en torno a la carroza hacen que se cree una atmósfera en la que se mezclan recuerdos de toda índole, con preces y plegarias por todos los nuestros, con la mirada esperanzada en un futuro mejor para nuestros seres queridos y, por encima de todo, con la ilusión de vo l ver a encontrarnos al año siguiente en tan especial cita, entonando de nuevo las coplillas a nuestra Virgen del Carmen.
¡SERÁN MUY ANTIGUAS LAS COPLILLAS!
Debieron escribirse en los años inmediatos al aciago 1834, aunque el dato preciso lo desconocemos. Sí se sabe que salieron de la pluma de un anónimo fraile capuchino. Tampoco se conoce quién compuso la música a cuyos sones se cantan. La letra de sus diez estrofas alude a los sucesos de 1834, siendo la novena la que sintetiza la voluntad de perpetuar Mocejón su eterno agradecimiento a tan singular abogada y mediadora:
COPLILLAS VIRGEN DEL CARMEN
*Estribillo*
Virgen Bella del Carmelo
Madre del Verbo encarnado
de este pueblo atribulado
vos sola fuisteis consuelo.
1.
Del favor que ha recibido
por vos del Omnipotente
MOCEJÓN eternamente
mostrándose agradecido
os dará el culto debido
en prueba de su gran celo.
ESTRIBILLO
2.
Bajo tu manto Señora
siempre será guarecido
todo pueblo que abatido
colérico y apestado
de sus vicios despojado
os implora con anhelo.
ESTRIBILLO
3.
En un triste lecho había
una joven ya difunta
¡Oh que dolor, verla junta
con su padre que moría
del contagio se veían
en el mayor desconsuelo!
ESTRIBILLO
4.
Una horrible tempestad
nos llenó de horror y espanto
una noche, pero en cuanto
fue implorada tu piedad
por la divina bondad
se corrió aquel negro velo.
ESTRIBILLO
5.
Al punto que os trasladan
desde la Ermita a la Iglesia
huyeron a toda priesa
los males que atribulaban
y horrores que consternaban
y afligían nuestro suelo.